En la sociedad en que vivimos, han aparecido nuevas patologías y otras que han aumentado su prioridad. Es cierto que no estamos en nuestro mejor momento en lo que se refiere a unos correctos hábitos alimentarios, pero si disponemos de una gran cantidad de información respecto a la alimentación y nutrición, y un buen conocimiento de cuales son aquellos alimentos que nos pueden beneficiar y cuales no.

El Cáncer es una patología presente en todo el mundo y con una tasa muy alta en países desarrollados, de tal manera que son muchos los factores que intervienen en su aparición y desarrollo: genéticos, ambientales, estilo de vida…., que se incluye en el anterior ejercicio de alimentación.

Lo que comemos y la manera en que lo hacemos es fundamental tanto en la prevención del cáncer como en el tratamiento oncológico, donde se producen una serie de alteraciones, que llevan en la mayoría de los casos a disminuir la ingesta de alimentos e incluso a no comer, con el posterior riesgo de caer fácilmente en un estado de desnutrición.

Los tratamientos de quimioterapia, en mayor o menor grado dan lugar a una serie de alteraciones digestivas como pueden ser, nauseas, vómitos, gases, diarreas, estreñimiento, sequedad de boca, alteraciones del gusto, del olfato…e incluso muchas veces el apetito. La desnutrición y la bajada de inmunidad son problemas muy frecuentes en estos pacientes oncológicos y por este motivo se hace imprescindible el soporte de los nutricionistas para planificar una dieta personalizada antes de comenzar los tratamientos y poder mantener a la persona en un buen estado nutricional a lo largo del tiempo en que se le apliquen las terapias.

Para poder realizar un correcto soporte nutricional es necesario conocer previamente al paciente, hacer una valoración nutricional, una recogida de datos de analíticas y tener en cuenta su entorno social y estado emocional. Esta información es necesaria a la hora de instaurar unas pautas. Diferenciaremos dos fases a lo largo del tratamiento:

FASE 1: Nutrición durante el tratamiento con quimioterapia. Día o días de tratamiento y días próximos a este.

FASE 2: Nutrición entre las sesiones de quimioterapia. Periodo de tiempo entre las sesiones de quimioterapia.

En la primera fase hemos de diseñar una dieta equilibrada y variada en la que los alimentos que utilicen sean de fácil digestión, esto nos permitirá hacer una protección gástrica, hepática y pancreática. Esta dieta ha de cubrir las necesidades diarias del paciente, que muchas veces se ven aumentadas.

Los alimentos que nos permitan cubrir las necesidades de proteínas serán: Pescado blanco (rape, merluza, bacalao…), clara de huevo, gelatinas, concentrado de proteínas, queso bajo en grasa, jamón curado, gambas y langostinos, bebida de soja.

Las necesidades de hidratos de carbono se cubren con alimentos como: patata, pasta, arroz, pan tostado, verduras muy suaves de gusto y aroma (calabacín, calabaza, zanahoria), frutas (manzana o pera cocida o en forma de compota).

La cantidad necesaria de grasa se hará tomando aceite de oliva virgen (baja acidez), este es un alimento que nos asegurara un buen aporte de calorías, antioxidantes (VIT E) y ácidos grasos esenciales imprescindibles para mantener un buen estado de mucosas gástricas.

Las necesidades de vitaminas y minerales estarán cubiertos haciendo una correcta combinación de estos alimentos.

Es muy importante beber mucho líquido, ya sea agua, licuados, bebidas de soja, almendras, cebada, arroz o infusiones; no solamente nos asegurará una correcta hidratación sino que nos ayudara a eliminar los fármacos.

También hay un grupo de alimentos, que a pesar de tener unas buenas propiedades nutricionales, deberíamos evitar durante el tratamiento, como son: la ternera, el cordero, el cerdo, los embutidos, la nata, la mantequilla y la leche, tienen en común que son de lenta y difícil digestión y en el caso de la leche se puede presentar una intolerancia temporal, los tomates, naranja, kiwi y el limón por su alto contenido en ácidos orgánicos que harán que aumente la acidez estomacal. Hay que evitar también alimentos irritantes como son el café, alcohol y picantes.

En la segunda fase, se comienzan a introducir aquellos alimentos que se habían excluido en la primera (legumbres, lácteos…) y lo comenzaremos a hacer dos o tres días después del tratamiento haciéndolo poco a poco y observando que todo lo toleramos bien.

La desnutrición es una consecuencia directa de los tratamientos oncológicos, ya sea por falta de hambre, por dietas desequilibradas o incluso a causa del estado emocional, por eso es imprescindible controlar la alimentación, dándole al paciente unas pautas y haciéndole un seguimiento a lo largo del tratamiento, mejorando así su calidad de vida.