Es un tratamiento que consiste en la colocación en el interior de la próstata de unas semillas con radioactividad.
El tratamiento del cáncer de próstata con semillas radioactivas se realiza desde el principio del siglo pasado (1903). Su ventaja potencial consiste en que la radiación de alta energía se coloca directamente en el interior de la próstata, donde está el cáncer, por lo que la radiación tiene pocas posibilidades de dañar los órganos que se encuentran cerca de la próstata como son la vejiga y el recto (parte final del intestino). En teoría con la braquiterapia se podría utilizar mas radiación sobre el cáncer. Con la otra forma de radioterapia (radioterapia externa con acelerador lineal) la radiación va desde el exterior hasta el interior de la próstata (atravesando tejidos que no deberían recibir las radiaciones), mientras que con la braquiterapia la radiación va desde el interior de la próstata hasta el exterior. Por ello la braquiterapia no es efectiva para tratar tumores que han salido de la próstata y que afectan por ejemplo las vesículas seminales o los ganglios linfáticos.
Las semillas radioactivas son unos cilindros pequeños y metálicos como la punta de un lápiz. Generalmente el material radioactivo utilizado es el paladium aunque se pueden utilizar otros elementos.
La razón del resurgimiento de esta técnica es el gran adelanto realizado en la forma de colocar las semillas empujándolas al interior de la próstata pinchando a través de la piel (percutánea) con una anestesia raquídea (efectiva desde la cintura para abajo). Para guiar la colocación de las semillas se utiliza la ecografía transrectal y un programa de ordenador que determina según el tamaño de la próstata cuantas semillas colocar y en qué sitio se colocarán. Antiguamente, las semillas se colocaban abriendo al paciente y colocándolas directamente en la próstata, guiándose solamente con los dedos del cirujano y con todas las complicaciones que podían aparecer al realizar una cirugía tan agresiva.
Antes de realizar la braquiterapia se debe hacer una ecografía transrectal muy cuidadosa con lo que se calcula el volumen de la próstata y se realiza un mapa detallado de la anatomía de la glándula. Este mapa se analiza con un programa de ordenador que determina con exactitud la localización de las semillas que será diferente para cada paciente dependiendo del tamaño y forma de su próstata. En total se colocan cerca de un centenar de semillas, distribuidas uniformemente por toda la glándula.
El procedimiento se realiza en un quirófano, con una anestesia limitada a la parte inferior del cuerpo y dura alrededor de una hora. El paciente puede ir a su casa el mismo día o al día siguiente. Los primeros días el paciente puede presentar algunos problemas para orinar y en ocasiones puede necesitar un catéter en la vejiga para vaciar la orina durante algunos días. Además se puede observar infección o algo de sangre en la orina.
Los pacientes con próstatas muy grandes o que han sido operados previamente de la próstata habitualmente no son candidatos para recibir este tratamiento. En algunos casos se pueden utilizar tratamientos con hormonas para disminuir el tamaño de la próstata antes de realizar la braquiterapia.
Hay estudios que muestran que las nuevas formas de braquiterapia ofrece mejores resultados que la radioterapia externa en el control del cáncer de próstata. Sin embargo, como ésta técnica es relativamente nueva, los resultados deben ser analizados con cautela ya que se necesita saber que pasa a largo plazo para validar el tratamiento.
Además se debe recordar que por el momento, el mejor tratamiento para el cáncer de próstata localizado es la prostatectomía radical (extirpación completa de la próstata, las vesículas seminales y los ganglios linfáticos). Ninguna forma de radioterapia (externa o braquiterapia) han mostrado que son superiores a la cirugía.